La razón de ser de la iluminación urbana, una de las principales fuentes de contaminación lumínica, es proporcionar un entorno de seguridad para la circulación de personas durante las horas nocturnas.
También existe la creencia de que más luz reduce los delitos aunque realmente lo que proporciona una mayor iluminación es una mayor sensación de seguridad, no una mayor seguridad como tal.
Esto hace que en muchas ocasiones se sobreilumine muy por encima de las necesidades reales.